Cuando el rey Don Pedro IV de Aragón ocupó en 1343 la isla de Mallorca, Pascual Zanglada fué de los caballeros de la ciudad de Palma que le juraron obediencia y vasallaje.
Luis Zanglada, en el año 1405 y 1404, socorrió abundantemente la miseria de dicha isla, importando trigos con sus naves: fué jurado de Palma en los años 1409 y 1415, y en tiempo en que se temía por momentos una invasión turca, fué nombrado capitán de las galeras destinadas al resguardo de aquellas costas.
Mateo Znglada fué jurado de la ciudad de Palma por la clase de ciudadanos en los años 1435, 1451 y 1459; y en 19 de julio de 1463, el rey Don Juan II de Aragón le concedió el privilegio perpetuo de nobleza. Este Zanglada fue el que en 1441 contribuyó a la fundación del convento de Jesús, extra-muros de Palma.
Pedro Zanglada fue uno de los veinte caballeros mallorquines que en 1505 acompañaron á Nápoles al rey Don Fernando el Católico.
Bernardino Zanglada, en 1521, empleó sus tesoros para socorrer las necesidades de dicha isla.
Miguel Zanglada, en la época de las comunidades prestó importantes servicios, destinando sus naves para el transporte de víveres al puerto de Alcudia: pasó después a Flandes para enterar a Carlos V del lastimoso estado en que se encontraba aquella isla a causa de las convulsiones políticas; y de vuelta a Mallorca reclutó mucha gente, que mantuvo a su costa hasta la completa pacificación del reino.
Don Juan Zanglada fue caballero de hábito de Calatrava: murió en 25 de setiembre de 1637, siendo capitán de infantería.
Don Jaime Zanglada, caballero del hábito de Santiago, sirvió en 1636 con una compañía levantada a su costa, y fue a Roma en calidad de embajador del reino de Mallorca.
Don Mateo Zanglada Santacilia Gual y Pax, caballero del hábito de Alcántara, fue general de la artillería de Mallorca.
Don Ramón Zanglada Fortuñy Zaforteza y Sureda, fué uno de los primeros regidores perpetuos por la clase de caballeros, que nombró Felipe V al plantearse en Mallorca el nuevo régimen municipal.
Armas: Tres fajas de plata con cuatro castillos del mismo metal, colocados uno sobre la primera, dos sobre la del centro y uno sobre la de abajo; campo encarnado.

Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España
Por D. Francisco Piferrer
Tomo IV, Página 192, Núm. 1826.

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